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CALENDARIO HERBAL DE MALEZAS


Zarzamora (rubus ulmifolius)


Ilustración de ©Sofía Carrère (IG: @chonflers).

Elaboración con gouache a partir de imágenes medievales. 



La zarzamora, o mora común, es un arbusto con frutos presente en toda América. Sin embargo, es originaria de África y del sur de Asia. Se trata de una planta audaz e invasiva, de crecimiento rápido, adaptativa y persistente. Tal personalidad imponente ha hecho que se le considere invasora en países como Chile y Uruguay. 


Sus flores primaverales de color blanco se convierten en racimos rojos y luego de un negro intenso y jugoso cuando el fruto madura en verano. La caracterizan abundantes espinas diseñadas como pequeñas garras vegetales, y sus ramas fuertes protegen las raíces raudas de esta querida señora para que pueda seguir tomándose el territorio de los costados de las carreteras, los cerros y el fondo de los jardines. 


Al ser una viajera tan conocida, la zarzamora es parte de distintísimas culturas populares. En la tradición celta se creía que la zarzamora podía protegernos del mal y traer buena suerte. Para los antiguos griegos este arbusto delicioso y reptante se relacionaba con la diosa Artemisa, protectora de las mujeres. En Latinoamérica la zarzamora lleva asilvestrándose tantos años, que en la cultura mexicana se considera un punto de conexión entre las personas y la tierra, mientras que el pueblo mapuche la utiliza en rituales de purificación. 


La zarzamora está dotada de múltiples propiedades nutricionales y medicinales. Sus frutos son altos en hierro y previenen la anemia, mientras que sus hojas tienen propiedades astringentes, antisépticas y diuréticas. Asimismo, su corteza se aprovecha para realizar cestería y cuerdas. Considerando sus múltiples usos, la planta completa puede cumplir un papel en nuestros hogares si nos disponemos a ello, dejando así más espacio fuera para las plantas nativas. Esta forzuda acaparadora no se molestará si aprovechamos toda su riquísima estructura, por lo que te invitamos a cosechar sus frutas y hojas si te la encuentras durante tus paseos.


Para recolectar moras recomendamos elegir arbustos que estén al sol y recoger los frutos y las hojas de la parte superior de la planta, así evitaremos la posibilidad de contaminación. Por más tentador que sea probar el fruto negro recién salido de la planta, te recomendamos siempre lavar bien tus moras y hojas de zarzamora, ya que su barrera espinosa es el hogar de ratones, insectos y otros animalitos que la ocupan para protegerse de depredadores.  


Receta

Crumble de mora 


En una olla o sartén profunda pondremos a cocer cinco puñados de mora fresca con 100 gramos de azúcar y el jugo de medio limón durante quince minutos. Mientras tanto vamos a mezclar mantequilla a temperatura ambiente con harina y azúcar en un bol. La idea es que se generen bultos irregulares y no una masa homogénea. Cuando esté todo listo pondremos en un molde engrasado una capa de masa, luego las moras y otra capa de masa. Llevaremos al horno durante cuarenta minutos a 170ºC. El resultado será dulce, ácido y crujiente. Este crumble es delicioso tanto tibio acompañado de helado, como frío. Si haces capas finas en un molde rectangular puedes cortarlo y empacarlo para tener tus propias barritas de crumble ¡Es la merienda  ideal para tu próxima aventura de recolección de moras!


Acerca de las jardineras


Este calendario herbal trepa las paredes, surge por las grietas y salpica las páginas de Canoa gracias a la colaboración que ideamos con Sofía Carrère y María José Riveros, editoras -o quizá más bien custodias- de la obra Advenas, hierbas migrantes (2022).


Sofía Carrère Riveros, invierno 1995

Escritora e investigadora. Licenciada en letras, también es máster en Creación Literaria y máster en Investigación en Arte y Diseño. Ha trabajado en proyectos de cultura y como profesora de idiomas. Su primera novela, Un cielo de juguete (2021), fue publicada por la editorial Zaíno en Colombia. Recientemente colaboró con uno de los relatos del proyecto antología Para quedarme aquí (2024) de la editorial Graviola. Actualmente vive en Barcelona con su gata Taiga. svcarrere@gmail.com


María José Riveros Valle, verano 1972

Gestora cultural y docente vagabunda. Sus dos hijos la ayudan a tener los pies en la tierra. Fascinada con la teoría del arte y las divagaciones sobre la belleza, eso mismo enseña a sus alumnos, y a veces los lleva al cerro a investigar qué pueden aprender ahí. Ha trabajado en museos y centros culturales, como curadora, crítica gastronómica, columnista e investigadora. @mjoseriverosva 




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